Bienaventurada
seas, Oh la más pura Virgen, por haber condescendido a manifestar tu esplendor
con vida, dulzura y belleza en la Gruta de Lourdes, diciendo a la niña Santa
Bernadette: "Yo soy la Inmaculada Concepción". Miles de veces nos
hemos congratulado acerca de tu Inmaculada Concepción. Y ahora, Oh por siempre
Virgen Inmaculada, madre de misericordia, salud para los enfermos, refugio de
pecadores y consuelo para los afligidos, tu que conoces nuestros deseos,
nuestros problemas y nuestros sufrimientos, dígnate a echar sobre nosotros una
mirada de misericordia.
Al aparecer
en la Gruta de Lourdes te complaciste en hacer de él un santuario privilegiado
desde dónde dispensas tus favores y donde ya muchos han obtenido la cura para
sus enfermedades, tanto espirituales como físicas. Acudimos por tanto, con la
más ilimitada confianza a implorar tu maternal intercesión. Consigue para
nosotros, Oh Madre adorada, que nuestra petición sea concedida. Por medio del
agradecimiento por tus favores, nos esforzaremos en imitar tus virtudes para
así un día poder compartir tu gloria.
Oh Señora de
Lourdes, Madre de Cristo, tu que tuviste influencia con tu divino hijo mientras
permaneciste sobre la tierra tienes ahora la misma influencia en el cielo.
Ruega por nosotros y obtén para nosotros de tu divino Hijo nuestras especiales
peticiones si esa es la Voluntad de Dios. Amén.
Nuestra Señora
de Lourdes, ruega por nosotros.
Santa
Bernadette, ruega por nosotros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario