ROMA, martes,
4 marzo 2008.- La santidad sigue teniendo gancho en la época del «I-Pod» y del
«YouTube», asegura en esta entrevista el profesor Vicente Bosch, profesor de
Teología Espiritual de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma).
Bosch es autor
del reciente libro «Llamados a ser santos. Historia contemporánea de una
doctrina» (Editorial Palabra, Madrid 2008).
--¿De verdad a
la gente le interesa ser santa?
--Vicente
Bosch: Todos buscamos respuestas al sentido de nuestra vida, y la santidad es
la respuesta que ofrece la fe cristiana.
--¿Realmente
piensa que en la era del «I-Pod» y de Internet un muchacho de 17 años puede
sentirse atraído a vivir la fe de modo radical?
--Vicente
Bosch: Claro, ¿por qué no? Quizá ahora su radical entusiasmo juvenil se centra
en ser leal a su equipo de fútbol, o en ser buen amigo de sus amigos, o en amar
a las personas queridas, a su novia... El descubrimiento de que Dios le llama a
algo le hará poner todas sus energías en ser mejor y dar cauce a lo que
realmente lleva dentro, amando a Dios y a los demás.
--¿Qué sentido
tiene escribir hoy un libro sobre la llamada universal a la santidad? ¿Acaso
han surgido dudas sobre esta doctrina?
--Vicente
Bosch: No hay ninguna marcha atrás acerca de la doctrina que, sin proponérselo,
constituyó el mensaje central del Concilio Vaticano II, pero cabe afirmar que
tanto a nivel académico como de catequesis se ha producido una cierta recesión
respecto al entusiasmo inicial de su acogida en el inmediato posconcilio. Es
evidente que, a pesar de las constantes intervenciones del magisterio
posterior, el mensaje no ha calado aún en la mayoría de los fieles.
--¿Por qué esa
lenta asimilación?
--Vicente
Bosch: Quizá se deba a una falta de reflexión teológica previa a la fase de
catequesis, que, además, requiere la convicción y el entusiasmo del catequista.
En otras palabras, nadie se siente llamado a algo sin conocer al que llama ni a
qué es invitado.
--¿No será que
hablar de santidad suena a cosa bonita pero indeterminada y lejana de la
realidad en la que nos movemos?
--Vicente
Bosch: La santidad es una semilla que Dios deposita en cada uno con el
Bautismo: es algo tan real como la salud del cuerpo que todos tendemos a cuidar
y desarrollar. Pero mientras los modelos de salud corporal saltan a la vista en
la televisión y en la publicidad, los de santidad son menos accesibles a los
sentidos y requieren una vista bien graduada.
--¿Y piensa
que hay santos también ahora?
--Vicente
Bosch: En nuestros días no faltan personas que se esfuerzan en ser santos --nos
las cruzamos por la calle--, y la santidad sigue teniendo gancho en la época
del «i-Pod» y del «youtube»; lo que faltan son señales de dirección,
indicadores del contenido de la santidad y de sus implicaciones.
--¿Está
seguro?
--Vicente
Bosch: Basta pensar en los esposos Quatrocchi, en Padre Pío, en los cristianos
que viven en tierras de persecución, pensemos en Madre Teresa, en Giuseppe
Toniolo... La santidad es asequible... Ya lo decía San Josemaría Escrivá en
forma de paradoja: «es más asequible ser santo que sabio, pero es más fácil ser
sabio que santo» (Surco, n. 282).
--Sin embargo
la reciente normativa canónica sobre las causas de los santos parece restringir
la santidad...
--Vicente
Bosch: La santidad que declara la Iglesia será siempre la punta del iceberg.
Ella nos ofrece modelos concretos que manifiestan los distintos caminos
posibles por los que una gran cantidad de cristianos nos han precedido: es la
masa anónima de santos que celebramos el 1 de noviembre. La verdadera fábrica
de santos no está en el Vaticano sino en el tiempo y espacio de cada vida que
manifieste con hechos su amorosa adhesión a Cristo.
--El próximo
Sínodo de los obispos reflexionará sobre «La palabra de Dios en la vida y en la
misión de la Iglesia». ¿Cree usted que sus conclusiones pueden ayudar a una más
efectiva recepción de la doctrina de la vocación universal a la santidad?
--Vicente
Bosch: La misión de la Iglesia es llevar la salvación al mundo entero y ésta
nos llega a través de la Palabra hecha carne en Cristo. Esa Palabra resuena en
cada uno como llamada a la santidad, como vocación a vivir la vida divina que
se nos ofrece ya aquí antes de alcanzar su plenitud en el cielo. Por eso, es
indudable que un mayor conocimiento y --sobre todo-- una mayor vivencia de la
Palabra facilita una respuesta más plena a la llamada a la santidad, a la
voluntad de Dios para cada uno.
--¿Esa llamada
es realmente para todos o para unos pocos? ¿No es demasiado radical?
--Vicente
Bosch: Cada cristiano tiene una vocación personal e intransferible porque cada
uno ha sido pensado y querido por Dios. Nosotros vamos descubriéndola poco a
poco en un dialogo con Dios que tiene como punto de referencia la Revelación en
Cristo. Nuestra personal respuesta al descubrir el amor que Dios nos tiene es
amarle; y el amor, cuando es verdadero, es siempre exagerado.
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