Señor Dios, clemente y compasivo,
rico en bondad y en misericordia,
me pongo de rodillas ante ti,
y humildemente, arrepentido y
confiado,
te pido que me des un corazón de
carne,
capaz de convertirse a cada instante.
Dame, Señor, un corazón de carne
que sienta cada día la fuerza de tu
amor;
un corazón de carne capaz de
conmoverse
frente al mal y el pecado;
un corazón de carne que sepa dar la
vuelta
y comenzar de nuevo con ánimo sereno.
Dame, Señor, un corazón de carne
que no se sienta bueno;
un corazón de carne que busque
conocerte
para mejor amarte;
un corazón de carne que mantenga
presente
la herida del pecado y el dolor que te
causa.
Dame, Señor, un corazón de carne
que siempre se interese por ti y por
tus cosas;
un corazón de carne que sea fiel y
generoso;
un corazón de carne que ame la
justicia;
un corazón de carne esforzado y
valiente;
un corazón de carne que no guarde
rencores
por nada ni por nadie.
Dame, Señor, un corazón de carne;
un corazón que ame hasta que duela;
un corazón que busque ser mejor cada
día;
un corazón que se eleve por encima de
él mismo.
Dame, Señor, un corazón de carne;
un corazón sensible;
un corazón sincero;
un corazón sencillo;
un corazón decidido y valiente.
Dame, Señor, un corazón de carne
que reproduzca fielmente tu santo
corazón;
un corazón que ame por encima de todo;
un corazón limpio y transparente;
un corazón que viva en la esperanza.
Dame, Señor, un corazón de carne,
que se parezca al tuyo;
un corazón que viva y que palpite como
tu corazón.
Amén.
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