Dios misericordioso, alegría de los
santos, que inflamaste el corazón juvenil de Santa Teresa con el fuego del amor
virginal a Cristo y a su Iglesia, y la hiciste testigo gozoso de la caridad aun
en medio de los sufrimientos ;
Concédenos, por su intercesión, que,
inundados por la dulzura de tu espíritu, proclamemos en el mundo, de palabra y
de obra, el evangelio del amor.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
Amén.
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