Si ociosa no,
asistió naturaleza
Incapaz a la
tuya, oh gran Señora,
Concepción
limpia, donde ciega ignora
Lo que muda
admiró de tu pureza.
Díganlo, oh
Virgen, la mayor belleza
Del día, cuya
luz tu manto dora,
La que calzas
nocturna brilladora,
Los que ciñen
carbunclos tu cabeza.
Pura la
Iglesia ya, pura te llama
La Escuela, y
todo pío afecto sabio
Cultas en tu
favor da plumas bellas
¿Qué mucho,
pues, si aun hoy sellado el labio,
Si la
naturaleza aun hoy te aclama
Virgen pura,
si el sol, luna y estrellas?
Luis de
Góngora y Argote
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