La noche
estaba del silencio en medio,
Y las cosas
suspensas, aguardando
De la dichosa
hora el punto, cuando
Reciba el
mundo sin igual remedio.
Puso entre el
hombre y Dios la Virgen medio
Su consentir
humilde al Ángel dando,
Y el
resplandor del Padre, así encarnando,
Ya vecino al
nacer confirma el medio.
María, de
extremado gozo llena
Y en vehemente
ardor toda encendida,
Pide que salga
el sol que la enamora.
Vistióse de
blancura y luz serena,
Y sobre
humanas fuerzas conmovida,
Virgen y Madre
se mostró a la hora.
Luis de
Ribera.
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