Hermosa
doncella,
Delicia de
Dios,
¿A dónde
caminas
Con paso
veloz?
¿A qué vas al
templo
Del Rey
Salomón,
Y tórtolas
llevas
De pardo
color?
Decid a esta
Virgen
Con santo
fervor,
Al aire
soltando
La plácida
voz:
Bendito el
instante
Que Dios te
crió:
Bendita la
hora
Que el mundo
te vio.
¿Por qué va
cubriendo
Tu frente el
rubor,
Si más pura
eres
Y hermosa que
el sol?
A Ti de la
mancha
De Adán
pecador,
A Ti sólo
quiso
Librar el
Señor.
Placer
inefable
Al punto que
vio
Tu rostro
gracioso
El cielo gozó.
La saña divina
Y antiguo
rigor
En paz y
clemencia,
Por Ti se
trocó.
Y el Dueño del
orbe
Prendado de
amor,
Albergue en tu
seno
Dulcísimo
halló,
Y al mundo le
diste
Sin ay, ni
dolor,
Cual brota de
mayo
La cándida
flor,
Y llevas al
pecho
¡Divino favor!
Colgada la
prenda
Que vida nos
dio.
Pues no, no te
obliga
La ley de
rigor,
Que Tú eres la
Madre
Del sumo
Hacedor.
Mas ya lo comprendo,
Que vas al
Señor
A dar de
virtudes
Riquísimo don.
Bendita
obediencia
Y humilde
oración,
Y en uno
enlazados
Pureza y amor.
Permite,
Señora,
Que yo vaya en
pos,
Siguiendo tus
pasos
Al templo de
Dios.
Vosotras las
hijas
Que sois de
Sión,
Salid al camino,
Corred con
ardor.
Del calendario
Mariano de 1862.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario