Señor
Jesús, Pastor de nuestras almas, que continúas llamando con tu mirada de amor a
tantos y a tantas jóvenes que viven en las dificultades del mundo de hoy.
Abre
su mente para oír entre tantas voces que resuenan a su alrededor, tu voz
inconfundible, suave y potente, que también repite hoy: "Ven y
sígueme".
Mueve
el corazón de nuestra juventud a la generosidad y hazla sensible a las
esperanzas de los hermanos que piden solidaridad y paz, verdad y amor.
Orienta
el corazón de los jóvenes hacia la radicalidad evangélica capaz de revelar al
hombre moderno las inmensas riquezas de tu caridad.
¡Llámalos
con tu bondad, para atraerlos a Ti!
¡Préndelos
con tu dulzura, para acogerlos a Tí!
¡Envíalos
con tu verdad, para conservarlos en Ti!
Amén
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