Etim. Latín,
castus, moralmente puro, sin mancha.
Castidad en
el Catecismo
La castidad
es requerida por el Sexto Mandamiento
Castidad es
la virtud opuesta a la lujuria
CASTIDAD EN
BREVE:
Castidad es
la virtud que gobierna y modera el deseo del placer sexual según los principios
de la fe y la razón. Por la castidad la persona adquiere dominio de su
sexualidad y es capaz de integrarla en una sana personalidad, en la que el amor
de Dios reina sobre todo. Por lo tanto no es una negación de la sexualidad. Es
un fruto del Espíritu Santo
La castidad
consiste en el dominio de sí, en la capacidad de orientar el instinto sexual al
servicio del amor y de integrarlo en el desarrollo de la persona.
- Sagrada
Congregación para la educación católica: Pautas de educación sexual, nº 18.
Revista ECCLESIA, 2155 (24-XII-83)23
La castidad
es una virtud necesaria en todos los estados de vida:
-Los casados
> Castidad Conyugal.
-Los no
casados que aspiran al matrimonio, la castidad requiere abstención. Es una
necesaria preparación para lograr la madurez y la castidad en el matrimonio.
-Los que han
decidido no casarse, renuncian plenamente a las relaciones sexuales a favor de
la entrega de todas las energías y todo el amor a Cristo y su misión en la
Iglesia.
La castidad
ofrece la preparación necesaria para cualquier vocación: (sacerdocio,
matrimonio, vida religiosa o vida de soltero).
-Supone
esfuerzo que fortalece el caracter y la voluntad, dando posesión y dominio de
sí. Es un entrenamiento para formar la personalidad en la generosidad y en el
deber. Se puede entonces vivir en armonía con Dios, sin tener miedo a sus
mandatos que ahora se pueden cumplir. Armonía con Dios a su vez hace posible la
armonía interior y con el prójimo. Esta armonía es fuente de profunda paz y
alegría.
-La castidad
purifica el amor y lo eleva; es la mejor forma de comprender y, sobre todo, de
valorar el amor.
-Aumenta la
energía física y moral; da mayor rendimiento en el deporte y en el estudio, y
prepara para el amor conyugal.
-La castidad
cristiana supone superación del propio egoísmo, capacidad de sacrificio por el
bien de los demás, nobleza y lealtad en el servicio y en el amor.
-Conferencia
Episcopal Española: Ésta es nuestra fe, 2ª, III, 7, 2, 1, b. EDICE. Madrid,
1986.
-La castidad
ayuda a ser idealistas; constantes en el trabajo y en el estudio.
Hay que
entrenarse
Juan Pablo
II a los jóvenes
«Los que os
hablan de un amor espontáneo y fácil os engañan. El amor según Cristo es un
camino difícil y exigente. El ser lo que Dios quiere, exige un paciente
esfuerzo, una lucha contra nosotros mismos. Hay que llamar por su nombre al
bien y al mal». -Lourdes el 15 de agosto de 1983
«¿Quieres
encerrarte en el círculo de tus instintos? En el hombre, a diferencia de los
animales, el instinto no tiene derecho a tener la última palabra». -Rímini
(Italia), agosto de 1985
Muchos
quieren liberarse de la moral católica que consideran represiva, y lo que hacen
es caer en la esclavitud del pecado que degrada al hombre. El yugo de Cristo es
suave y ligero, si se lleva con amor y voluntad corredentora. Cf. Mateo,
11,28ss
La
sexualidad ha de ser vivida bajo el signo de la cruz y la redención. Y desde
esta perspectiva había que interrogarse sobre el valor positivo de la
abstinencia sexual durante el noviazgo .
-R. SIMÓN:
Una educación sexual dinámica, Colofón.
Ed. FAX. Madrid
En la vida
hay que entrenarse.
Entrenarse
es hacer un esfuerzo cuando no hace falta, para saber esforzarse cuando haga
falta.
El que no
sabe decir no cuando pudiera decir sí, no sabrá decir no cuando tenga que decir
no.
El que no
sabe privarse de lo lícito por ensayo, no sabrá privarse de lo ilícito cuando
sea necesario.
-EDUARDO
ARCUSA, S.I.: Eternas Preguntas, VIII, 4. Ed. Balmes. Barcelona.
Si no
vigilas tu imaginación y tus pensamientos, es imposible que guardes castidad.
El apetito
sexual es sobre todo psíquico.
Si no se
arrancan las raíces de la imaginación es imposible contener las consecuencias
en la carne. Por eso es necesario saber
dominar la imaginación y los deseos.
El apetito
sexual aumenta según la atención que se le preste. Como los perros que ladran
cuando se les mira, y se callan si no se les hace caso.
La pureza no
puede guardarse sin la mortificación de los sentidos.
Quien no
quiere renunciar a los incentivos de la sensual vida moderna, que exaltan la
concupiscencia, es natural que sea víctima de tentaciones perturbadoras, y que
la caída sea inevitable.
La pureza no
se puede guardar a medias.
Con nuestras
solas fuerzas, tampoco; pero con el auxilio de Dios, sí.
Quien -con
la ayuda de Dios- se decide a luchar con todas sus fuerzas, vence seguro.
No es que
muera la inclinación, sino que será gobernada por las riendas de la razón.
La fuerza
para lograr la castidad es Cristo
Cardenal
Stafford
«Muchos de
cuantos aún están influenciados por las teorías mecanicistas del siglo XIX
piensan que las enseñanzas de la Iglesia sobre lo relativo a la virtud son
horribles, y en particular rechazan sus enseñazas sobre las virtudes de la
castidad y de la pureza. Se burlan de la observancia del sexto mandamiento como
causa de perturbaciones emocionales, afirmando incluso que es repugnante y
contraria a la naturaleza».
El cardenal
afirma que el Misterio Pascual de Cristo y el Bautismo de cada uno proporcionan
la base y la motivación para la práctica de la virtud de la pureza y de todas
las demás virtudes.
«San Pablo
enseñó exactamente la misma norma cuando escribió: “Por lo demás, hermanos, os
rogamos y exhortamos en el Señor Jesús (...) a que viváis para agradar a Dios,
según aprendisteis de nosotros, y a que progreséis más... Porque ésta es la
voluntad de Dios: vuestra santificación; que os alejéis de la fornicación”(1 Ts
4, 1-3)».
«En todo el
Nuevo Testamento, la práctica de la virtud estaba basada en la manifestación
del eskaton, esto es, en la obra de salvación de Jesús a través de Su muerte y
resurrección»
«Santa María
Goretti (mártir) percibió que la pureza está íntimamente ligada a la dignidad
del cuerpo humano. Era consciente de que la Iglesia enseñaba que el cuerpo
debía resucitar glorioso. En unión con la Iglesia profesaba todos los domingos:
“Creo en la resurrección de la carne (del cuerpo)”. Dio testimonio de este
misterio: que la Encarnación y Resurrección de Jesús constituyen las verdaderas
leyes de la naturaleza, de la carne y del físico»
Sobre la
explotación de la sexualidad
«La
explotación de la sexualidad por sí misma y sobre todo, con el único fin de
conseguir la satisfacción sexual, es funesta, tanto para la vida individual
como colectiva»
-Varios
autores: Sexualidad y vida cristiana, 3ª, VI. Ed. Sal Terrae. Santander, 1982.
Aunque los
pornócratas, para defender su negocio, dicen que la virginidad ha dejado de ser
virtud y nos presentan la fornicación, la homosexualidad y la masturbación como
cosas naturales, por encima de todas las palabras de los hombres está la ley de
Dios que nos señala lo que es bueno y lo que es malo.
Hoy se oyen
con frecuencia palabras de menosprecio hacia la virginidad. Generalmente
provienen de personas que la han perdido. Como en el cuento de la zorra y las
uvas, es natural menospreciar lo que uno no es capaz de conseguir. Pero las joyas no pierden valor porque haya
personas que son incapaces de apreciarlas.
«Si
hubiéramos de responder ateniéndonos a duros hechos externos que definen
masivamente nuestra sociedad, tal vez hubiéramos de concluir que, a juicio de
muchos, la castidad, hoy, es todo lo contrario de un valor: es un antivalor que
hay que arrumbar para siempre. Si fue un valor, hoy es un lastre.
»Pero si la
respuesta la damos analizando la naturaleza misma de la castidad, contrastada
con el concepto filosófico del valor para el hombre, entonces hay que concluir
que la castidad es un valor, un valor por sí mismo, primario y absoluto por su
bondad intrínseca y por la conveniencia esencial con la naturaleza humana.
»Acaso todo
depende del concepto que tengamos de castidad. Si la entendemos como una
represión, una mutilación, un comportamiento negativo, una actitud
desnaturalizante, entonces no es ni puede ser un valor.
»¿Qué es
entonces la castidad? Sencillamente, la castidad es el ordenamiento de la
potencialidad sexual del hombre en consonancia con su condición específica de
persona racional, inteligente y autodeterminativa...
»Ser un
esclavo de los instintos en el campo sexual, le convierte en animal, lo
desnaturaliza de su condición de persona libre y de su condición de sujeto
autodeterminativo. Usar mal de la capacidad sexual, es una traición a la
sexualidad humana.
»Al ser la
castidad la recta ordenación de las fuerzas sexuales y de la afectividad en el
hombre en consonancia con los fines específicos de la sexualidad y con la
condición integral de la persona como ser inteligente y dueño de sus instintos,
no cabe duda que la castidad perfecciona al hombre en su misma condición de
hombre.
»Una
perfección en lo esencial siempre es un bien. El bien, en sus múltiples formas,
es un valor.
La castidad
es fácil de guardar...
Lo que es
imposible es guardar la pureza de cuerpo sin guardarla también de corazón y de
pensamiento.
-Antonio
Royo Marín, O.P: Teología Moral para
seglares, 1º, 2ª, II, nº 492s. Ed.BAC.Madrid.
Si se busca
el auxilio de la gracia de Dios, y se fortifica el alma con los sacramentos de
la confesión y la comunión.
El mejor
consejo que se puede dar al que ha empezado a rodar por la pendiente del vicio
es comunión frecuente y confesión con un Director Espiritual fijo.
Es un
remedio seguro para corregirse y salir del pecado. No hay pecador que resista.
El
sacramento de la confesión, además de ser un remedio curativo, es un remedio
preventivo.
La Comunión
y la Dirección Espiritual dan fuerza y luz para obrar con eficacia.
«Se puede,
por tanto, hablar, y hay que hacerlo, de un imperativo de la pureza que se
impone a los novios, no como una coacción penosa cuya única finalidad sería
crearles molestias, sino como una fuerza interior que vivifica el amor
elevándolo y manteniéndolo en un plano superior.
»Esta pureza
pretende estar libre de todo desprecio hacia el cuerpo y se basa, al contrario,
sobre el respeto soberano a la carne, a la que restituye su equilibrio,
eliminando los elementos de defección que son un peligro para ella.
»En cuanto
al amor mismo, lo consolida; y prepara así la felicidad de que gozará la pareja
cuando se halle ligada por la vida común».
CHARBONNEAU:
Noviazgo y felicidad, VI, 3. Ed. Herder. Barcelona, 1970
«El que la
castidad prematrimonial sea perjudicial a la salud es ya un mito descartado
hace tiempo por la ciencia médica y la psicología, y algo en que sólo tratan de
creer los que buscan una excusa para no ser castos.
»Para Freud
toda neurosis era de origen sexual. Hoy sus mismos discípulos no sostienen esta
doctrina.
»Adler
afirma: “No siendo verdad que la libido reprimida sea causa de la neurosis, el
dar salida al instinto sexual no cura por sí mismo esta neurosis”.
»La castidad
educa la voluntad por el vencimiento que supone. Una educación que no exige
esfuerzos, conduce a la anarquía, no forma adultos sino desequilibrados, sin
aptitud para hacer frente a las dificultades de la vida.
»El
vencimiento propio es indispensable para la formación del ser humano. Decir que
los impulsos sexuales son irresistibles no es científico.
»La biología
moderna declara que los reflejos genitales pueden dominarse con el ejercicio de
la voluntad.
»El poder
del espíritu sobre el cuerpo, de lo psíquico sobre lo físico es muy grande.
Esto lo confirma la psicología actual» .
-MANUEL
VIERA: Vida sexual y psicología moderna, VI, 1. Ed. Mensajero. Bilbao
«La castidad
protege vuestro futuro amor. Los jóvenes que han sabido estar a la altura de su
deber son los que sabrán después estar a la altura de su amor. El amor
conyugal, les va a exigir entrega, generosidad y sacrificio, y ellos ya traen
un buen entrenamiento en todo esto.
»Además, el
mejor regalo que podréis haceros unos esposos es el de un cuerpo y un alma
íntegros.
»La castidad
juvenil es un esfuerzo. Pero es un esfuerzo que lleva consigo una recompensa
inmensa.
»Un esfuerzo
que va reforzando y madurando tu personalidad. Es un esfuerzo que lleva consigo
una profunda alegría. Un esfuerzo que comprenden y practican los que saben qué
es el amor».
-ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 1ª,
III, 12. Ed. Mensajero. Bilbao. Precioso libro que deberían leer todos los
jóvenes a partir de los 18 años. Informa admirablemente de todo lo que deben
saber los jóvenes y los esposos sobre la vida sexual.
Los jóvenes
reciben de la oración «fuerza y entusiasmo para vivir con pureza y realizar su
vocación humana y cristiana con un sereno dominio de sí y con una donación
generosa a los demás».
-Sagrada
Congregación para la Educación Católica: Orientaciones educativas sobre el amor
humano, nº 46
El mundo se
ríe de la pureza y de la castidad, como si se tratara de cosas trasnochadas y
pasadas de moda.
El mundo
dice: «Hay que darse el máximo de satisfacciones en la vida».
Pero Cristo
dice: «Véncete a ti mismo, toma tu cruz, procura entrar por la puerta
estrecha».Mateo, 16:24.
El mundo
dice: «¡Hay que liberarse de viejos tabúes!».
Pero Cristo
dijo: «Bienaventurados los limpios de corazón». Mateo, 5:8
El mundo
dice: «El amor no es pecado. Lo que se hace por amor es bueno». Pero la Biblia
limita las relaciones sexuales al matrimonio: «Absteneos de la fornicación»
«Dios juzgará a los fornicarios y a los adúlteros».1Tes, 4:3
La Castidad
en el Catecismo de la Iglesia Católica:
2339 La
castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la
libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y
obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado. "La
dignidad del hombre requiere, en efecto, que actúe según una elección
consciente y libre, es decir, movido e inducido personalmente desde dentro y no
bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa. El
hombre logra esta dignidad cuando, liberándose de toda esclavitud de las
pasiones, persigue su fin en la libre elección del bien y se procura con
eficacia y habilidad los medios adecuados".
2340 El que
quiere permanecer fiel a las promesas de su bautismo y resistir las tentaciones
debe poner los medios para ello: el conocimiento de sí, la práctica de una
ascesis adaptada a las situaciones encontradas, la obediencia a los
mandamientos divinos, la práctica de las virtudes morales y la fidelidad a la
oración. "La castidad nos recompone; nos devuelve a la unidad que habíamos
perdido dispersándonos".
2341 La
virtud de la castidad forma parte de la virtud cardinal de la templanza, que
tiende a impregnar de racionalidad las pasiones y los apetitos de la
sensibilidad humana.
2342 El
dominio de sí es una obra que dura toda la vida. Nunca se la considerará
adquirida de una vez para siempre. Supone un esfuerzo reiterado en todas las edades de la vida. El
esfuerzo requerido puede ser más intenso en ciertas épocas, como cuando se forma
la personalidad, durante la infancia y la adolescencia.
2343 La
castidad tiene unas leyes de crecimiento; éste pasa por grados marcados por la
imperfección y, muy a menudo, por el pecado. "Pero el hombre, llamado a
vivir responsablemente el designio sabio y amoroso de Dios, es un ser histórico
que se construye día a día con sus opciones numerosas y libres; por esto él
conoce, ama y realiza el bien moral según las diversas etapas de
crecimiento".
2344 La
castidad representa una tarea eminentemente personal; implica también un
esfuerzo cultural, pues "el desarrollo de la persona humana y el
crecimiento de la sociedad misma están mutuamente condicionados". La
castidad supone el respeto de los derechos de la persona, en particular, el de
recibir una información y una educación que respeten las dimensiones morales y
espirituales de la vida humana.
2345 La
castidad es una virtud moral. Es también un don de Dios, una gracia, un fruto
del trabajo espiritual. El Espíritu Santo concede, al que ha sido regenerado
por el agua del bautismo, imitar la pureza de Cristo. La totalidad del don de
sí
2346 La
caridad es la forma de todas las virtudes. Bajo su influencia, la castidad
aparece como una escuela de donación de la persona. El dominio de sí está
ordenado al don de sí mismo. La castidad conduce al que la practica a ser ante
el prójimo un testigo de la fidelidad y de la ternura de Dios.
2347 La
virtud de la castidad se desarrolla en la amistad. Indica al discípulo cómo
seguir e imitar al que nos eligió como sus amigos, a quien se dio totalmente a
nosotros y nos hace participar de su condición divina.
La castidad
es promesa de inmortalidad.
La castidad
se expresa especialmente en la amistad con el prójimo. Desarrollada entre
personas del mismo sexo o de sexos distintos,
la amistad representa un gran bien para todos. Conduce a la comunión
espiritual.
Los diversos
regímenes de la castidad
2348 Todo
bautizado es llamado a la castidad. El cristiano se ha "revestido de
Cristo" (Ga 3, 27), modelo de toda castidad. Todos los fieles de Cristo
son llamados a una vida casta según su estado de vida particular. En el momento
de su Bautismo, el cristiano se compromete a dirigir su afectividad en la
castidad.
2349 La
castidad "debe calificar a las personas según los diferentes estados de
vida: a unas, en la virginidad o en el celibato consagrado, manera eminente de dedicarse más fácilmente a
Dios solo con corazón indiviso; a otras, de la manera que determina para ellas
la ley moral, según sean casadas o célibes". Las personas casadas son
llamadas a vivir la castidad conyugal; las otras practican la castidad en la
continencia.
Existen tres
formas de la virtud de la castidad: una de los esposos, otra de las viudas, la
tercera de la virginidad. No alabamos a una con exclusión de las otras. En esto
la disciplina de la Iglesia es rica.
2350 Los
novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han
de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de
la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios.
Reservarán
para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del
amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad.
Las ofensas
a la castidad
2351 La
lujuria es un deseo o un goce desordenados del placer venéreo. El placer sexual
es moralmente desordenado cuando es buscado por sí mismo, separado de las
finalidades de procreación y de unión.
2352 Por
masturbación se ha de entender la excitación voluntaria de los órganos
genitales a fin de obtener un placer venéreo. "Tanto el Magisterio de la
Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los
fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca
y gravemente desordenado". "El uso deliberado de la facultad sexual
fuera de las relaciones conyugales normales contradice a su finalidad, sea cual
fuere el motivo que lo determine". Así, el goce sexual es buscado aquí al
margen de "la relación sexual requerida por el orden moral; aquella
relación que realiza el sentido íntegro de la mutua entrega y de la procreación
humana en el contexto de un amor verdadero".
Para emitir
un juicio justo acerca de la responsabilidad moral de los sujetos y para
orientar la acción pastoral, ha de tenerse en cuenta la inmadurez afectiva, la
fuerza de los hábitos contraídos, el estado de angustia u otros factores
psíquicos o sociales que reducen, e incluso anulan la culpabilidad moral.
2353 La
fornicación es la unión carnal entre un hombre y una mujer fuera del
matrimonio. Es gravemente contraria a la dignidad de las personas y de la
sexualidad humana, naturalmente ordenada al bien de los esposos, así como a la
generación y educación de los hijos. Además, es un escándalo grave cuando hay
de por medio corrupción de menores.
2354 La
pornografía consiste en dar a conocer actos sexuales, reales o simulados, fuera
de la intimidad de los protagonistas, exhibiéndolos ante terceras personas de
manera deliberada. Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del
acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella
(actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de
un placer rudimentario y de una ganancia ilícita. Introduce a unos y a otros en
la ilusión de un mundo ficticio. Es una falta grave. Las autoridades civiles
deben impedir la producción y la distribución de material pornográfico.
2355 La
prostitución atenta contra la dignidad de la persona que se prostituye, puesto
que queda reducida al placer venéreo que se saca de ella.
El que paga
peca gravemente contra sí mismo: quebranta la castidad a la que lo comprometió
su bautismo y mancha su cuerpo, templo del Espíritu Santo. La prostitución
constituye una lacra social. Habitualmente afecta a las mujeres, pero también a
los hombres, los niños y los adolescentes (en estos dos últimos casos el pecado
entraña también un escándalo). Es siempre gravemente pecaminoso dedicarse a la
prostitución, pero la miseria, el chantaje, y la presión social pueden atenuar
la imputabilidad de la falta.
2356 La
violación es forzar o agredir con violencia la intimidad sexual de una persona.
Atenta contra la justicia y la caridad. La violación lesiona profundamente el
derecho de cada uno al respeto, a la libertad, a la integridad física y moral.
Produce un daño grave que puede marcar a la víctima para toda la vida. Es
siempre un acto intrínsecamente malo. Más grave todavía es la violación
cometida por parte de los padres (Cf. incesto) o de educadores con los niños
que les están confiados.
Castidad y
homosexualidad
2357 La
homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan
una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo.
Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen
psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada
Escritura que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado
siempre que "los actos homosexuales son intrínsecamente
desordenados". Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al
don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y
sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
2358 Un
número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales
instintivas. No eligen su condición homosexual; ésta constituye para la mayoría
de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y
delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta.
Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si
son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que
pueden encontrar a causa de su condición.
2359 Las
personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de
dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el
apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental,
pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.
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