viernes, 16 de septiembre de 2016

FRASES Y MEDITACIONES CRISTIANAS DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS

Selección de los más bellos pensamientos de los escritos de Teresa de Lisieux, santa milagrosa de la iglesia. Sus poesías y sentencias sobre la fe y el amor cristiano, extraídos de su autobiografía "Historia de un alma", obras literarias y de cartas de la santa.

Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, también conocida como Teresa de Lisieux, fue una joven santa de la iglesia, que perteneció a la Orden de las Carmelitas Descalzas fundada por Santa Teresa de Jesús.

A pesar de su corta vida (murió a los 24 años), debido a la solidez de su sabiduría espiritual, su vida cristiana de santidad, sus milagros y por la acogida en todo el mundo de su mensaje espiritual difundido en sus obras literarias, fue nombrada Santa, es una de las tres Doctoras de la Iglesia y Patrona Universal de las Misiones.

También es conocida como la Doctora del Amor.

Es la santa patrona de los enfermos del SIDA, floristas, jardineros, aviadores y junto a San Francisco de Javier, de los misioneros.

Murió desconocida a los 24 años después de una penosa enfermedad, sin flores en su ataúd ya que su último deseo fue que el dinero para ellas, lo gastaran en ayudar a gente pobre.

LOS MILAGROS DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS

Después de muerta debido a sus milagros y favores, la devoción a Teresita se regó por todo el mundo como un incendio en un tanque de combustible.
El Papa Pío XI saltándose la tradición de no canonizar ninguna persona hasta después de al menos 50 años de su muerte, declara santa a Teresita sólo 27 años después de haber fallecido.
En su entierro en el cementerio del modesto pueblo donde estaba el convento, no había más de treinta personas. Sin embargo años después a su canonización en la Basílica de San Pedro en Roma, asistieron más de medio millón.

Hoy Teresa de Lisieux o Santa Teresita del Niño Jesús es una de las santas de la iglesia más populares y que más favores concede, como ella misma expresó en uno de sus escritos: "Voy a pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra". "Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas".
Solo es necesario rezarle a la santa y pedirle con fe. Lee sus Oraciones a Santa Teresita del Niño Jesús

Descansa en la Basílica Santa Teresa en Lisieux, donde nunca faltan flores. Es el segundo lugar de peregrinación más grande de Francia, después del Santuario de Lourdes.

Teresita fue una humilde jovencita que no salió nunca de su convento, ni de su país a pesar que su sueño era ser misionera. Por esa razón fue declarada Patrona de todas las Misiones católicas del mundo.

La fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús es el 1 de octubre.

FRASES CRISTIANAS Y PENSAMIENTOS DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS

Compartimos en este artículo algunas de las frases, pensamientos y meditaciones más hermosas de Santa Teresita, extraídos de su autobiografía "Historia de un alma", de sus poesías, obras literarias y cartas.

Voy a pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra.
Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas.
Yo no muero, entro en la vida.
La vida es un instante entre dos eternidades.
Comprendí que sin el amor, todas las obras son nada, aun las más brillantes.
El amor todo lo puede: las cosas más imposibles no le parecen difíciles. Jesús no mira tanto la grandeza de las obras, ni siquiera su dificultad, sino el amor con que tales obras se hacen...
No conozco otro medio para llegar a la perfección que el amor...¡Amar! ¡Qué bien hecho está para eso nuestro corazón!...
Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente.
¡Oh María¡ Si yo fuese la Reina del Cielo y Vos fuereis Teresa, yo querría ser Teresa a fin de que Vos fuereis la Reina del Cielo.
Para mí, la Oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús.

Así como el sol alumbra a los cedros y al mismo tiempo a cada florecilla en particular, como si sola ella existiese en la tierra, del mismo modo se ocupa nuestro Señor particularmente de cada alma, como si no hubiera otras.

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