Señor Jesús:
Tú nos has
enseñado que estamos hechos para amar y ser amados, y que el amor verdadero
solo puede florecer allí donde hay respeto y dominio de sí.
Ayúdanos a
comprender que la virtud de la castidad no es una limitación, ni una represión
del amor, sino una liberación de nuestro egoísmo para que el amor en nosotros
crezca, madure y dé frutos abundantes en nuestras vidas.
Ayúdanos a
vivir la castidad de mente, corazón y cuerpo, a pesar de los obstáculos que
podamos encontrar en el camino.
Ayúdanos a
no desalentarnos jamás si caemos, a buscar siempre tu perdón con humildad y a
levantarnos de inmediato para empezar de nuevo.
Señor, yo te
prometo luchar con valor y perseverancia para crecer cada día más en un amor
que se asemeje cada vez más al tuyo.
Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario